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(Óleo sobre tela) De la serie: CAMBIO CLIMÁTICO
En una planicie elevada de la "primera terraza", de las cuatro que tiene Puerto Montt, miraba yo este delgado árbol que parecía remecerse alocadamente ante la potencia de un viento norte rasante. Me llamó la atención ver que esta masa de aire, invisible, tuviere tanta fuerza y el árbol, sus delgadas ramas y sus hojas, tanta resistencia y flexibilidad. Pensé, "aún sabemos poco de casi nada”, y que deberíamos comenzar a estudiar mejor las soluciones que ya tiene implementadas la naturaleza, copiarlas o mejorar algunas. Nos serán de utilidad cuando los vientos soplen huracanados, con una fuerza que no conocemos, pero que adivinamos. Sabemos que vendrán. |